Cuando la energía está en desequilibrio se nos hace difícil poder trabajar con emociones y pensamientos de manera consciente. La práctica nos ayuda a armonizar la energía y, entonces, la observación y el discernimiento sobre los estados emocionales presentes es posible, comenzamos nuevamente a fluir con la vida, con atención y cuidado amoroso sobre nosotras mismas, sin aferrarnos ni anticiparnos, sino dando cada paso en el momento presente.
PRÁCTICA DE VERANO - Qigong para crear receptividad, alegría interior y entrega al camino del corazón.
El verano es, en la filosofía china, el momento de máxima expresión de la energía yang. Se relaciona con la cosecha, la recolección de los frutos de nuestro proceso. Es un período de celebración, de alegría por lo conseguido y de disfrute.
Se encuentra relacionado con el elemento fuego, cuyas cualidades principales son su capacidad de avanzar, su impulso interno y fácil excitación. En exceso se vuelve riesgoso, evidentemente, pero en deficiencia, apaga la vida. La gran tarea respecto a este elemento, y este momento del año, es cultivar un punto medio: un fuego que contenga y brinde optimismo, pero de manera enraizada, conectada con la realidad tal cual es.
A nivel corporal se relaciona con el corazón y el pericardio, junto con sus complementos: intestino delgado y triple recalentador, una estructura enérgica específica de la medicina china cuya función principal es la intercomunicación equilibrada entre los distintos componentes energéticos del cuerpo.
Su emoción vinculada es la alegría. La práctica nos propone observar las diferencias entre la alegría que proviene de lo externo y que se vuelve eufórica y exaltada con facilidad, respecto a la que proviene del interior, de la dicha de ser, de expresar y de encontrar el sentido de la vida, que es más bien serena y clara.
La energía del verano nos propone conectar, sentir, entregarnos… reconocer todo lo que tenemos y así crear dicha y agradecimiento hacia la totalidad de la vida.