Ecuanimidad / Uppekha es el módulo 4 de 4 del curso Virtudes Sublimes. Sólo disponible para quien ha hecho los tres anteriores o ha adquirido el combo que contiene los cuatro módulos.
Cada módulo incluye una introducción común y luego el desarrollo de la virtud específica, a través de teoría, práctica corporal, mudras, meditación y una tarea sugerida para llevar cada virtud a la vida cotidiana.
Este módulo contiene una CLASE EXTRA, que compila las cuatro prácticas de qigong y meditación para realizarlas de manera conjunta.
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La práctica y el cultivo de las Virtudes Sublimes (Brahmavihārās –en pali) es una práctica tradicional budista que me atrae por su simpleza y potencialidad. Toda persona en todo tiempo puede sentirse relacionada a esta propuesta, ya que son virtudes que naturalmente deseamos tener y, a la vez, nos presentan verdaderos desafíos, que, tomados como oportunidades, abren un interesante camino hacia el despertar.
Tradicionalmente, se practican a través de meditación y recitaciones. Mi propuesta, además del enfoque tradicional, incorpora la práctica de movimiento consciente (basada en qigong) con mudras, e incluye la explicación y comentarios sobre la significancia de cada virtud y cómo ponerla en práctica. No es suficiente con pensar o hablar del amor bondadoso, sino efectivamente sentirlo y encarnarlo. Para ello, el trabajo con el cuerpo, el chakra del corazón y las manos, es necesario.
A diferencias de otras prácticas meditativas, esta se enfoca en “cultivar”, es decir, aprender y llevar a la práctica en la vida cotidiana, hacer florecer… porque, en definitiva, es en el propio día a día en donde debemos volcar el amor, la compasión, la dicha y la ecuanimidad. Es necesario, entonces, aprender, practicar y luego, hacer.
El amor bondadoso (metta –en pali, maitri –en sánscrito) nos invita a la apertura, a la tolerancia y a la inclusión, trascendiendo los apegos y las ideas ilusorias sobre amar y distanciándonos de los deseo de desdicha. Es un amor generoso, que otorga libertad y está firmemente apoyado en la ecuanimidad.
La compasión (karuna –pali/sánscrito) nos invita a estar para otros, primeramente estando para nosotros mismos. No es lástima, pena ni tampoco empatía abrumadora. Por el contrario, surge de la fortaleza de la presencia activa y generosa, y se basa en la noción fundamental de que todos los seres podemos estar libres de sufrimiento.
La alegría por la prosperidad de otros (mudita –pali/sánscrito), también llamada alegría empática o dicha altruista, es la posibilidad de celebrar la abundancia de la existencia, a pesar de las dificultades propias. Su cultivo nos conecta con la vida y con la profunda gratitud hacia lo que hay, distanciándonos de los estados internos de carencia.
Por último, la ecuanimidad (uppekha–en pali, upeksha –en sánscrito) es la virtud que da fundamento a las anteriores. Nos habla de la posibilidad de volver al centro y de conscientemente elegir una vida en armonía, experimentando los apegos pero sin dejarnos llevar por ellos. Se estudia y practica en último lugar, ya que es el fundamento y elemento que da balance a las demás virtudes.
¿Quién no desea amar de esta manera? ¿Quién no desea ser compasivo y dichoso? ¿O vivir una vida ecuánime?
Las Virtudes Sublimes representan uno de los caminos posibles. Un camino amoroso, compasivo, esperanzador y abundante, porque los primeros destinatarios de los beneficios de estas prácticas somos nosotros mismos. Solo encontrando y nutriendo la semilla de cada virtud en nuestro interior podemos intentar dar a otros lo que entonces irradia, naturalmente, desde nuestro corazón.